martes, 2 de febrero de 2010

Calamitous Morning Coffee Disaster.

Noche cerrada. Me aparto la sabana de la cara. Miro el reloj y me doy la vuelta. Me vuelvo a gira, miro el reloj, pero esta vez además del reloj, miro la hora. Son las cinco de la madrugada. No veo por qué no desayunar ahora si de todos modos lo tendré que hacer más tarde. Busco el interruptor de la luz. Busco el interruptor de la luz. Busco el interruptor de la luz. Desisto.Me fijo en la diminuta luz roja que deprenden los números del despertador. Bostezo. Cojo el despertador y a modo de linterna me dirijo con el hacia la puerta. A escasos centímetros de esta, mi novedosa linterna se apaga... ¿A qué clase de subnormal se le ocurre hacer un despertador con menos de cinco metros de cable? Encuentro en pomo, abro la puerta, es el armario. sigo mi búsqueda por salir de la habitación. Encuentro por fin la manilla y salgo. A punto de tropezarme y caer al suelo, me doy cuenta de que tras bostezar aun no cerré la boca, pero esta distracción me cuesta una perdida de control, lo justo para bajar las escaleras a modo de tobogán. Llego abajo, sangrando, ya que hacia el antepenúltimo escalón mi cuerpo sintió la necesidad de volcarse hacia delante, produciéndome una brecha en la ceja, una dolorosa lengua mordida y un contusión que me que me nubla la vista, lo cual produce una mezcla fatal de sueño más contusión más resaca la cual me permite andar con total facilidad por trazados en forma de ese. Atravieso la puerta de la cocina, nunca mejor dicho, y voy directo a la cafetera, ya que un domingo por la mañana, sin café no soy persona. "Cojo" la cafetera, se me cae al suelo, la recojo y noto como... como que pesa muy poco. yo creía que la había dejado llena por la noche, pero estaba vacía. Noto frío en los pies. Miro el suelo y no solo estaba descalzo, si no que la cafetera si estaba llena. Me dirijo hacia el armario para coger el paquete de café, pero resbalo y caigo. Me levanto, cojo el abrigo y me dirijo a la cafetería más cercana, una 24 Horas.

-Le Digo, señora, que no se preocupe, que lo del despertador, la sangre y el café de mis pies fue un accidente. Por favor, no llame a manicomio y sírvame un café.

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